Quisiera salir y golpear a cvada uno de esos idiotas mediocres que se creen de a madre por andar en un estúpido carro todo jodido oyendo música de banda en un jodido celular. Vamos, ¿cómo pueden las chavas fijarse en esa clase de bastardos? Saldría a la calle a escupirle en la cara al primer idiota de esos, buscando problemas; con la sangre llena de adrenalina y odio. Lo golpearía como a un maldito perro. Denle gracias a Dios que no tengo un arma de fuego, que si la tuviera ya habría salido a la calle a matar a cada uno de ellos. Bueno, sé que suena loco; pero, hey, el mundo no necesita más basura humana. ¡Dios, estoy tan lleno de ira! Sé que no es algo que deba saberlo todo el mundo, pero tengo qué sacarlo de mi pecho. Vamos, todos hemos sentido esa rabia asesina de vez en cuándo. Todos quisiéramos que alguien, muy dentro de nosotros, fuera asesinado por las cosas que ha hecho. Mi lista es tan sólo un poco más larga. Los más santurrones pensarán en nada más que a esa persona a la que odian la golpeen una o dos veces varios güeyes. Bueno, si yo saliera y golpeara a uno solo de esos idiotas me sentiría complacido. Tarde o temprano se correría la voz, y los idiotas se alejarían de mí y me odiarían casi como yo a ellos; aunque seguramente algún día, los malditos bastardos, embriagados por su idiotez y por unas cervezas baratas, me emboscarían en un callejón para golpearme cinco oseis güeyes hasta matarme o hasta mandarme al hospital. Si eso llegara a pasar, quisiera llevar un arma de fuego conmigo para llevarme tres o cuatro a dondequiera que me manden. ¡Hey, no moriré sin una pelea! Les escribí una canción a cada uno de esos bastardos para que cuando la toque con mi banda sepan que los odio más que a cualquier perro del mundo. A esos hijos de perra que se llevan a las chavas que me gustan, a esos malnacidos ignorantes bola de estúpidos exasperantes que no saben hacer otra cosa más que presumir babosadas y trabajar como mulas, a esa bola de malparidos pedazos de zoquete.
Como un ladrón en la noche, un destello en mi puño
Te rompe todos los dientes como un martillo
El dolor más agudo atraviesa tu boca
La sangre entra en tu garganta, el día final ha llegado para ti
Ve el rojo en mis ojos, es tu hora de morir
Esta noche caerás con mi navaja en tu pecho
Lento y doloroso hasta que termine tu vida
Di adiós a tu madre, no hay mañana para ti
Corre por tu vida, bastardo
Cobarde marica, no hay piedad para ti
No trates de defenderte, la agonía es un placer tan extraño
Asesino callejero, esta noche caerás
Cada equivocación tiene un precio capital
Tu error fue cruzarte en mi vista
El odio recorre mis venas como pólvora en el cañón
La fría hoja de acero se desliza por tu cuello mientras gritas
Un último alarido antes de dejarlo todo atrás
Grito de placer con cada grito tuyo
Derramo mi furia y tú derramas tu vida
Golpeándote como a un perro acorralado
Ruega por tu vida, quiero oírte suplicar
La misericordia es para ti un placer inmerecido
Intenta defenderte, te golpearé más duro
Marcado para exterminio, es hora de tu ejecución
Escupes idioteces, un golpe fuerte y de pronto escupes sangre
No puedes creer lo que sucede, una víctima humillada con miedo de morir
Nada más que un pobre diablo bajo el dominio de un psicópata
Mueres frente a ella, la máxima degradación
miércoles, 25 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario